martes, 18 de enero de 2011

Vistamar, el negocio del momento






Una de las primeras aperturas a la empresa privada que presagia mayor impulso a la economía formal en manos de cubanos particulares, es el otorgamiento de licencias para la apertura de “PALADARES”; discretos y pequeños comedores ubicados en los espacios que sus dueños habitan cotidianamente, y en los que a precios relativamente iguales a los de restaurantes formales, se puede uno deleitar con comida un poco mas gourmet. Los hay de todo tipo y manera y algunos son más famosos que otros. Entiendo también que existen algunos paladares absolutamente baratos, especializados en buena comida criolla, pero no será ese el tipo de paladar que descubramos hoy.
Nos habían hablado mucho de Vistamar, Una paladar muy bien puesto (no se porque lo mencionan en femenino) con varios años de funcionamiento, situado en un bonito barrio residencial, en una casa de arquitectura indudablemente cincuentera, con piscina y vista al mar, cuyo menú está principalmente dedicado a los productos del mar; toda una rareza por cierto, los cubanos de La Habana son muy poco afectos al pescado.
Vistamar ha resultado una exquisita sorpresa. Rayi mató sus ganas de comer langosta haciendo una elección mucho más inteligente que la mía: Langosta Mariposa al Carbón: un trozo de blanquísima carne perfectamente asada al grill, con el punto justo de sal y toda su frescura reverberante. Yo me decanto por un plato mixto de pescados, camarones y langosta, igualmente delicioso y nuestra guía ordena un pincho de puerco que luce sabrosísimo. Cerramos el almuerzo con un rico postre de chocolate y crema inglesa, varios mojitos y un rato estupendo atendidos con gran amabilidad.. Pagamos 110 CUC (130 dólares) por ese festín para tres personas y nos vamos más que satisfechos a disfrutar el atardecer mágico de diciembre.

1 comentario:

  1. Sabiais que los paladares no pueden ofertar langostas o carne de vaca?
    En este paladar, más de una vez han tenido que echar toda la comida al mar por causa de una inspección sorpresiva.
    Luego la cuenta va por la casa.
    De la calle 1era (entrada) a la casa hay más de 50 metros de distancia. Más que suficiente para alertar al personal y a los dueños.
    Lo tienen todo organizado para una situación de emergencia.

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