viernes, 14 de enero de 2011

Nochevieja en La Habana




31/12/2010
Tal vez no me lo había imaginado. Por eso, la noche está llegando con aires de sorpresa. Somos 7 personas. Una simpática mujer de edad indefinida, guapa y rubia (como la duquesa de Alba) las dos hijas de mi guía, a quien adoro desde hace rato y para siempre. El marido de una de ellas, quizás muy joven para el barullo adulto contemporáneo, Rayita y yo. Nadie dispone otra cosa que no sea tener el espíritu ligero para que todo salga como debe ser.
Comemos (la lasaña ha quedado riquísima) y sentados alrededor del televisor intercambiamos, POR FIN, los detalles más profanos de nuestro régimen recién estrenado y el de ellos que cumplirá 53 años mañana. Era lo que necesitábamos para romper el poquito de hielo que quedaba. Dios…si algo nos hermana a este pueblo es el humor. Hemos reído casi hasta el cansancio, al mencionar que nuestro comandante, el sabanetero, les prometió a ellos un cable de fibra óptica por el que todos están cruzando los dedos…cuando será que llega el cable, no lo sabe nadie. Pero a cuenta del famoso cable, aquí lo que falta es hacer apuestas. En la tele un show de variedades cuyo formato recuerda vividamente los shows del mediodía de los años 60 y que, al menos, cumple la función de darnos más tela para cortar. Las 12 están cerca y ese es siempre un momento que me sobrepasa, pero logro controlar. Sin dar espacio a la nostalgia preparo las uvas y salgo al balcón. Para ser casi las doce, el silencio alrededor es asombroso. Mi guía se me une y escucha con paciente aceptación mi banal comentario acerca de lo ruidoso que ese momento es en Venezuela. Se voltea, me mira a los ojos y en voz muy baja me dice:
- Aquí era así, hace tiempo…ahora yo creo que no hay nada que celebrar
Paso mi brazo por su hombro. La nostalgia de tiempos idos y mejores, ha sobrevolado un segundo ese pequeño balcón y nos hermana. En el fondo de mi corazón y desde allí, alcanzo a rogarle a Dios que le de a ella, todo lo bueno.
Son las doce. Me uno estrechamente a Rayita en un abrazo de año nuevo y en el balcón resuena el único ruido de la noche: Los corchos de dos botellas de Sidra Asturiana.
Feliz 2011!!!

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