viernes, 14 de enero de 2011

Desayuno en La Francesa





02/01/2011
Aunque parezca lo contrario, poco a poco estoy entrando a La Habana Vieja. Un espacio tan vasto y tan hermoso que vale la pena recorrer en varias visitas, plenamente justificadas, pues aquí todos los caminos conducen a La Habana Vieja. Como hoy, por ejemplo, que sentado en La Pastelería La Francesa, (bajos del Hotel Inglaterra) entiendo plenamente algo que ha estado rondándome en la cabeza desde que llegamos: Más por costumbre y cultura gastronómica que por escasez, los desayunos cubanos son frugales. Para empezar, aquí no existen panaderías en toda regla, ni sitios específicos para desayunar o confiterías. Hasta ahora he visto una cadena de pequeñas panaderías llamadas Dulcinea, que no están mal y ofrecen algunas variedades de pan y dulcitos; varios cafés que abren temprano (casi todos quedan en este lado de la ciudad), y hoteles, en donde supongo preparan desayunos a precio de oro para turistas incautos. Básicamente, la oferta para desayunar consiste en sándwiches de pan blanco rellenos con jamón (cuya calidad realmente varia muchísimo de un sitio a otro) queso y algún otro embutido, (el que haya), café y jugo de frutas. Olvidémonos de cestas de panes, quesos variados, ensaladas de frutas, mermeladas y cosas por el estilo. Eso parece que no existe, ni siquiera en la preciosa Pastelería La Francesa, un verdadero salón de te, al más puro estilo europeo en el que bien vale la pena comenzar un domingo.

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