miércoles, 19 de enero de 2011

COPPELIA





No es aventurado decir que es la heladería más famosa del continente. Es posible no saber dónde queda La Habana, lo que no parece posible es desconocer que en alguna parte del mundo hay un lugar donde venden helados exquisitos y se llama COPPELIA. Más que una marca, una seña de vida tan importante que ha servido como excusa para historias cinematográficas que pudieron parecer escabrosas en su hora. Es además una visita OBLIGATORIA y a mí, particularmente, me pareció el mayor símbolo de un fracaso y una resignación.
En teoría, COPPELIA es una gran heladería, con muchos puestos de venta y un flujo constante de producto. En realidad, COPPELIA es dos heladerías, perfectamente diferenciadas, ubicadas una al lado de la otra, en la misma plaza del centro de la ciudad, diagonal al Hotel Habana Libre. En una se pagan los helados en pesos cubanos (moneda nacional) y en otra se pagan los helados en divisas (CUC) es decir: una es para cubanos de a pie, la otra es para turistas o cubanos ricos. En una las colas son interminables, en otra la atención es más personalizada y amable y el tiempo de espera se reduce enormemente. En ambas se sirven helados; en una, diversas combinaciones de sabores Coppelia (auténticamente exquisitos) servidos en copas de cristal, con sirope del sabor que se escoja (siempre hay, por lo menos, tres opciones) y variedad de galletas, a un precio que oscila entre 1.10 y 5.40 CUC. En la otra, después de una espera a la intemperie que puede durar dos horas o más, el helado se transforma en una cosa que ellos llaman “bola raspada” es decir, una bola de helado vacía por dentro, en el sabor que esté disponible (difícilmente habrán opciones, casi siempre disponen de un solo sabor) o, su versión más temida: el rescoldo del bote de helado, que significa una bola de helado con hielo picado. Probablemente no alcanza el sirope para todos y con suerte podrían tocarle una o dos galleticas; servido en vaso o plato de plástico, el precio de esta versión pobre se paga en moneda nacional, se reserva para cubanos (no creo que turista alguno se exponga a tal suplicio; pero puede, si quiere) y se sirve al lado, (físicamente al lado) de la heladería a la que van los turistas.
Nadie se queja, al menos no lo hacen a viva voz, ni de COPPELIA ni de nada más; de alguna forma se acostumbraron a tenerla disminuida, pero tenerla. De vez en cuando, si les sonríe la suerte o alguien los invita, COPPELIA se muestra en todo el esplendor que se reserva a los escogidos, vale decir, adinerados.

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