martes, 18 de enero de 2011

Barrio Chino









Por decir lo menos, es absolutamente una locura hablar de un barrio chino, con todas sus escenografías y adornos, en el corazón de una ciudad como La Habana. Pero existe y es el propio sitio para ir a pasar una tarde divertida.
En honor a la verdad, es un barrio chino-cubano, al que se accede a través de un ostentoso arco en el que se puede leer en grandes caracteres BARRIO CHINO. Una vez dentro, todo lo que se conserva, como anzuelo, es una calle con lamparitas de papel, pagodas mal copiadas y uno que otro elemento de esos que reposan en el imaginario popular como “auténticamente chinos”, alternando perfectamente con vendedores callejeros de artesanía cubana y viviendas destartaladas en las que habitan cubanos, básicamente. También hay unos cuantos restaurantes chinos que ofrecen en sus menús lo mejor de ambos mundos. Fuera de eso, muchas ocasiones para comprar pacotilla, mucho especulador tratando de vender alguna cosa y mucha música de cualquier tipo. Supongo que se trata de un destino especialmente preferido por quienes visitan La Habana, pues es increíble la vasta oferta de entretenimiento en un lugar tan pequeño. Gratamente somos sorprendidos, por ejemplo, por la afinada voz de una jovencita que se está lanzando su propia versión del Unplugged de Thalia acompañada por varios músicos talentosos; ya casi a la salida, un mulato que lleva zapatos en una bolsa para venderlos, nos adivina el acento e intenta confirmar nuestra procedencia con esta frase:
- ¿De Venezuela, la de Chávez?
No tuvimos que responder, le basto con ver nuestras caras, mirarnos de nuevo y decir con picardía
- Ahora si que no me salió, compañero…sigue tranquilo socio, que ya se que perdí la venta!!!

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