Es media mañana cuando despertamos con el recuerdo fresco de la fiesta y las emociones de la noche anterior. Nos regalamos un día tranquilo que termina, con toda la familia y los amigos, en un restaurante del pueblo; allí confirmamos que sólo sentimos agradecimiento. Hemos sido los huéspedes mejor atendidos que hallarse pueda, tanto por Marines y Alejandro, como por Eva y su familia quienes se han excedido en su esfuerzo por hacernos felices. Tenemos el corazón rebosante de gracias por todo lo vivido y por la forma excelente en que nos han regalado esa vivencia. A las 4 de la madrugada emprendemos regreso a Atenas.
Rayi va enferma, le ha estallado una fuerte gripe y anda con los ánimos por el suelo. Al llegar a Atenas, buscamos el autobús que nos lleva hasta plaza Sintagma y de allí caminamos sin prisa hasta el Hotel. A pesar de los planes, nos vence el cansancio y la gripe de Rayi. Hemos pasado una buena parte del día viendo televisión y echados sin ánimos de nada en la habitación del hotel, apenas salimos a comer algo en las calles abarrotadas de turistas del barrio Plaka.
Esta aventura extraordinaria ha culminado. Muy temprano estaremos regresando a Caracas; poco nos queda por almacenar en la memoria, pero sabemos que lo guardado hasta ahora lo volveremos a vivir en la felicidad de cada fotografía, cada conversación y cada espacio abierto para las horas en que recordaremos que hubo unos días de Agosto en los que poco nos importó otra vida, que no fuera la que ocupábamos en descubrir un nuevo mundo. Juntos, como desde hace toda la vida.
Rayi va enferma, le ha estallado una fuerte gripe y anda con los ánimos por el suelo. Al llegar a Atenas, buscamos el autobús que nos lleva hasta plaza Sintagma y de allí caminamos sin prisa hasta el Hotel. A pesar de los planes, nos vence el cansancio y la gripe de Rayi. Hemos pasado una buena parte del día viendo televisión y echados sin ánimos de nada en la habitación del hotel, apenas salimos a comer algo en las calles abarrotadas de turistas del barrio Plaka.
Esta aventura extraordinaria ha culminado. Muy temprano estaremos regresando a Caracas; poco nos queda por almacenar en la memoria, pero sabemos que lo guardado hasta ahora lo volveremos a vivir en la felicidad de cada fotografía, cada conversación y cada espacio abierto para las horas en que recordaremos que hubo unos días de Agosto en los que poco nos importó otra vida, que no fuera la que ocupábamos en descubrir un nuevo mundo. Juntos, como desde hace toda la vida.